PIEDRAS Negras, Coahuila– El cártel mexicano de Los Zetas utilizó una red de instalaciones de hornos para encubrir el exterminio masivo sistemático de personas inocentes durante el período 2011-2013, cuando el cártel tenía el control gubernamental completo sobre la mayor parte del estado mexicano de Coahuila. Desde el entonces gobernador de Coahuila, a las cárceles de la ciudad, Los Zetas tenían el control completo de cada aspecto del proceso gubernamental y de la vida de los ciudadanos mexicanos, incluyendo a los medios de comunicación. Sus atrocidades en Coahuila han permanecido en gran medida sin ser reportados e indocumentados por cualquier dependencia gubernamental; local, estatal, federal, o internacional.
Tras el lanzamiento del proyecto Crónicas del Cártel de Breitbart Texas y comenzar a observar el éxito de exponer a varias facciones del Cártel del Golfo en el estado mexicano de Tamaulipas, creció cada vez más la consciencia de la necesidad de ayudar a traer una plataforma a las personas en el territorio de Los Zetas que tienen experiencias de lo que sabíamos quieren que el mundo escuche. Parecía que nunca romperíamos la barrera, ya que no conocíamos ni confiábamos en ninguna fuente en la región de lo que se podría utilizar como punto de partida para empezar a construir desde allí.
Nuestro acceso a la información en el territorio del Cártel del Golfo en la mayor parte de Tamaulipas creció hasta un nivel sin precedentes, pero Los Zetas controlan la parte occidental de Tamaulipas alrededor de Nuevo Laredo y el estado de Coahuila, y poner nuestro pie ahí parecía imposible. Eso cambió. Gente de la región comenzó a ponerse en contacto con nosotros y tuvimos que tomar la oportunidad y confiar en ellos. No sabíamos en ese momento si era gente corrupta atrayéndonos a México, hacia los cárteles para capturarnos, o si eran buenas personas que querían arriesgar sus vidas y ayudar a sus comunidades. Tuvimos que correr el riesgo. Lo hicimos y tuvimos suerte -o fuimos bendecidos.
Viajamos a la ciudad fronteriza de Texas de Eagle Pass para reunirnos con nuestras nuevas fuentes. La ciudad fronteriza de Piedras Negras se encuentra inmediatamente al otro lado del Río Grande. Terminamos en el asiento trasero de un coche con dos desconocidos de México llevándonos a “conocer a unas personas”. A medida que el coche se desplazaba a una remota zona industrial, comenzamos a mirarnos el uno al otro con nerviosismo. Terminamos en un parque industrial oscuro y nos pareció que nos habían entregado. El conductor y su compañero nos llevaron a una bodega y nos pidieron salir del auto. Así lo hicimos y entramos caminando, ambos pensando que podríamos estar en problemas.
En lugar de secuestradores, encontramos un grupo de empresarios mexicanos que tenían miedo, ya que reunirse con nosotros en público sería arriesgar sus vidas o las vidas de sus familias. Ellos asaron carne y calentaron tortillas para nosotros. Fumamos cigarrillos y bebimos cervezas hasta que los hombres empezaron a contar sus historias. Hemos oído de buenas personas que simplemente desaparecieron. Hemos oído de ciudades donde se han producido “desapariciones” masivas y nadie sabía la razón. Más tarde estuvimos en condiciones de verificar cada historia y encontrar las respuestas que los hombres y sus comunidades han buscado después de tantos años.
Algunos aspectos de la masacre en Coahuila han salido a la luz a través de algunos medios de noticias nacionales mexicanos como Proceso, a pesar de que el caso ha sido ampliamente ignorado por los principales medios de comunicación de México, así como medios de comunicación en Estados Unidos y en otros lugares. Algunos medios como Al Jazeera America y San Antonio Express News han informado sobre las desapariciones; sin embargo, el vínculo sobre que Los Zetas tenían el control total de la prisión de Piedras Negras y la conversión de unas instalaciones en un crematorio no ha sido informado en gran medida. Breitbart Texas comenzó a hacer preguntas y recibió respuestas difíciles acerca de la impunidad con la que Los Zetas operó y los horrores que tuvieron lugar en esa prisión a finales de octubre. A finales de enero, El Diario de Coahuila también tuvo algunas respuestas en cuanto a lo que realmente sucedió dentro de la prisión de Piedras Negras. Según la información proporcionada por las autoridades mexicanas, Los Zetas tenían pleno control operativo de la prisión hasta el punto en que llevaron a más de 150 personas a la prisión donde luego fueron torturados, asesinados e incinerados. A pesar de la brutalidad del caso, los principales medios de televisión y prensa de Estados Unidos han ignorado en gran medida el secuestro y asesinato de cientos de personas de Allende, Coahuila.
Durante la desconocida masacre de México, Los Zetas llevaron a cabo un exterminio sistemático matando e incinerando a más de 400 personas en Allende y los pueblos de los alrededores. Aunque los detalles sobre lo que realmente ocurrió apenas empezó a salir a la luz pública, la matanza tiene sus raíces en marzo de 2011.
Antes de ese tiempo Los Zetas habían logrado usar tácticas de mano dura y el soborno para gobernar con impunidad en el estado de Coahuila. Para marzo de 2011, Los Zetas movían alrededor de 2 mil libras de cocaína por mes a través de la parte norte de Coahuila, a Eagle Pass, Texas. Después de pagar por la droga y cubrir los gastos de tráfico, Los Zetas obtenían alrededor de 6 a 12 millones de dólares en ganancias mensuales solo en el corredor de Piedras Negras y Eagle Pass, según el testimonio de un testigo en un juicio de Estados Unidos, enfocado en el lavado de dinero de Los Zetas (caso en referencia más adelante en este artículo).
A principios de 2010, Los Zetas estuvieron en guerra con sus antiguos jefes del Cártel del Golfo. El brutal conflicto armado disparó la demanda de efectivo de los Zetas, ya que la organización criminal tenía que conseguir fondos para pagar armas y pistoleros para continuar luchando por territorios en el estado fronterizo de Tamaulipas y los estados mexicanos de Veracruz y Nuevo León.
De acuerdo con la investigación llevada a cabo por Juan Alberto Cedillo, de la revista Proceso, periodista mexicano que ha pasado años investigando la masacre, fue en marzo de 2011 que el narcotraficante local Mario Alfonso Cuéllar y sus socios, Héctor “El Negro” Moreno Villanueva y José Luis “La Guichina” Garza Gaytán fueron culpados por altos mandos de Los Zetas de falta de dinero del tráfico de cocaína, que el cártel nunca recibió.
Aún no está claro si las ganancias de la droga fueron robadas por los narcotraficantes locales o si las cargas se perdieron con las autoridades, durante los decomisos. Lo que se sabe es que Moreno Villanueva y Garza Gaytán huyeron a Estados Unidos donde buscaron protección del gobierno como informantes y testigos federales.
“Muchas muertes”, testificó Moreno Villanueva en una corte federal de Estados Unidos, en un caso contra Los Zetas. “Incluso empezaron a matar familias en Allende y Piedras Negras, y en Muzquiz y en Sabinas. También querían matarme”.
Miguel Ángel “El 40” Treviño Morales, uno de los principales líderes dentro de Los Zetas tomó la traición muy personal y ordenó un exterminio sistemático en la zona de Allende, los pueblos cercanos llamados Cinco Manantiales, y también en Piedras Negras.
La orden era simple: matar a cualquiera relacionado, asociado o que, de alguna forma ha tenido contacto con Villanueva o Garza Gaytán.
Según la información recogida a través del esfuerzo de Crónicas del Cártel de Breitbart Texas, algunos de los cuales las autoridades aún no han hecho público o reconocido, Los Zetas comenzaron a reunir a familias enteras, amigos, parientes lejanos y personas inocentes que tenían uno de esos apellidos, incluso si no estaban relacionados. De acuerdo a la información recogida por Breitbart Texas en Allende, Los Zetas habría torturado y ejecutado a las víctimas usando una variedad de crueles métodos. Los cuerpos fueron llevados a un rancho cerca de Allende o a la prisión del estado de Coahuila en Piedras Negras, para hacer desaparecer los cadáveres.
Dentro de la cárcel, los carniceros de Los Zetas descuartizaron los cuerpos de hombres, mujeres y niños que habían sido secuestrados. Las partes humanas fueron colocadas en tambos de 55 galones llenos de diesel y luego les prendieron fuego. Después de varias horas, la mayor parte de los restos humanos desaparecieron, dejando a cientos de familias sin respuestas. Las cenizas fueron luego arrojadas a arroyos locales que conducen al Río Grande. Mientras que la mayoría de los tambos siguen como evidencia en una instalación de almacenamiento utilizado por la oficina del Procurador General en Coahuila, algunos de ellos han sido re-utilizados como contenedores de basura en la ciudad. Recientemente las autoridades llevaron a cabo una búsqueda masiva a lo largo de algunos de los arroyos para buscar restos del número desconocido de personas desaparecidas, no se encontró ninguno.
El tambo que se muestra a continuación fue uno de los que Los Zetas habían estado utilizando para incinerar los cuerpos de sus víctimas dentro de la prisión de Piedras Negras. El tambo estaba siendo trasladado fuera del cuarto de evidencias por las autoridades como parte de su investigación en curso. Los agentes lo dejaron fuera del edificio, en la parte posterior de una camioneta de la policía permitiendo que los periodistas de las Crónicas del Cártel de Breitbart Texas, pudieran fotografiarlo y proporcionar una imagen del crematorio improvisado donde varias víctimas fueron “desaparecidas”.
Los primeros vistazos públicos sobre la matanza se produjo en septiembre de 2012, cuando más de 130 miembros del Cártel de Los Zetas fueron capaces de salir de la prisión del estado en Piedras Negras, una fuga masiva dirigida a reforzar sus filas para continuar su lucha contra el Cártel del Golfo. La investigación federal sobre el escape resultó en el descubrimiento de docenas de tambos de 55 galones quemados que habían sido utilizados para hacer desaparecer a sus víctimas. Nosotros visitamos la prisión.
En un rancho cerca de la ciudad de Allende, en lugar de tambos, Los Zetas usarían hornos para incinerar los restos humanos. El rancho fue allanado por las autoridades de Coahuila en 2013, cuando el gobierno comenzó a examinar el caso. En el rancho, las autoridades encontraron no sólo los hornos, sino también cenizas y fragmentos de huesos de las víctimas. Hemos sido capaces de obtener fotos oficiales nunca antes vistas, de los archivos del caso del horno y partes del rancho cerca de Allende. Vea abajo:
Además de la matanza desenfrenada e incineradora de las personas, Los Zetas actuaron con total impunidad, cuando conducían maquinaria pesada en Allende y los pueblos de los alrededores con el fin de demoler las casas de sus víctimas. Visitamos dos de estas casas que Los Zetas demolieron en Allende y proporcionamos el vídeo a continuación.
Como informó Breitbart Texas, Los Zetas pudieron actuar con total impunidad en Coahuila, gracias a la ayuda del ex gobernador Humberto Moreira, quien es actualmente objeto de una investigación criminal en España por lavado de dinero. Como parte de este caso, él ha sido llamado por los fiscales como un subordinado del Cártel de Los Zetas. Moreira pasó una semana en la cárcel antes de ser liberado bajo fianza en relación con el caso y desde entonces viajó a México. La noticia de la detención provocó una ola de especulación acerca de qué funcionarios públicos serían nombrados luego, mientras que el ex gobernador Moreira ha sido implicado en el saqueo de fondos públicos de Coahuila y la canalización de ellos a Estados Unidos. Mientras que el ex gobernador no ha sido acusado penalmente, ha sido señalado en una serie de acciones civiles en que la oficina del Fiscal de Estados Unidos está trabajando para decomisar ciertos activos.
Los Zetas tuvieron una ruptura con el ex gobernador Moreira y terminaron matando a su hijo en venganza por la muerte de un pariente cercano de Treviño Morales. Eso fue en el tiempo en que el actual gobernador de Coahuila, Rubén Moreira Valdez, quien también es hermano de Humberto Moreira, decidió asumir el asunto de Los Zetas. La nueva postura de Coahuila contra Los Zetas pidió la creación de una unidad especial de policía conocida como Los GATES. Fueron creados para erradicar a Los Zetas.
El nuevo gobernador Moreira ordenó la creación de una fuerza especial por la Oficina del Procurador General de Coahuila (PGJE), con el fin de investigar y resolver los cientos de casos que tratan de “personas desaparecidas”, que es bajo la calificación jurídica en que las víctimas en Allende resultaron. Bajo el Sub-Procurador General, Juan José Yáñez Arreola, la PGJE comenzó a trabajar para documentar los casos, ya que muchas de las familias nunca informaron que su ser querido había desaparecido. Yáñez también ha sido la fuerza que ha impulsado a investigar y sacar a la luz los horrores desconocidos que Los Zetas trajeron a Coahuila. Con el tiempo, los investigadores de Yanez con la PGJE comenzaron a dar respuesta a algunas de las familias y comenzaron a ganar la confianza de la comunidad a medida que más y más personas comenzaron a presentarse con el fin de notificar a las autoridades que ellos también tenían un ser querido que fue también desaparecido.
Legalmente los casos son llamados casos de personas desaparecidas debido a que los cuerpos de las víctimas no han sido recuperados; sin embargo, los investigadores siguen tratando de cuantificar el número de casos y de dar respuestas a las familias. El número de casos continúa creciendo a medida que más personas han comenzado a poner a un lado sus miedos y agregan el nombre de su ser querido a la lista de casos de personas desaparecidas.
Mientras que los GATES han sido capaces de suprimir la mayor parte de la violencia traída por Los Zetas, hacia el final de 2015, la organización criminal reavivó su violencia decapitando a cuatro informantes y esparciendo sus restos por la ciudad fronteriza de Piedras Negras, como informó anteriormente Breitbart Texas. La serie de asesinatos se ha vinculado por los investigadores a un grupo de ex agentes de policía, que fueron liberados abruptamente por un panel de jueces en Coahuila, a pesar de que fueron condenados por haber trabajado para Los Zetas.
La liberación de los asociados del cártel dejó en claro que el cartel todavía conserva un control sobre la sociedad de Coahuila. Muchos de los hablaron con nosotros sienten que Los Zetas podrían aún “agarrarlos” a pesar de que el cártel ya no retiene el control físico del territorio en Coahuila. Otro sugirió que los GATES no siempre podrían estar alrededor y expresó el temor de que Los Zetas regresarían a abrir el control de las agencias gubernamentales y luego matar a cualquiera a quien considere haber trabajado en contra de ellos o por haber ayudado al procurador general de Coahuila.
En una visita a Allende, una mujer valiente cuya hija fue tomada y desaparecida por Los Zetas habló con nosotros y acordó una entrevista en video. Al igual que otros vecinos de Coahuila, ella insistió en abstenernos de nombrar al cártel. Ella estaba dispuesta a hablar de lo que hizo el cártel y sobre las víctimas, pero tenía miedo de decir su nombre. La madre, Olga Lidia Saucedo, dirige una organización no lucrativa en Allende, llamada Alas de Esperanza, para las familias de los desaparecidos. Los niños que se escuchan en el fondo del video son hijos de padres que fueron desaparecidos y Saucedo cuida de ellos. En un momento en el video, los espectadores pueden ver que casi dijimos “Los Zetas”, pero recordé antes de decir completo el nombre. La madre se dirigió a los cientos de víctimas y dijo que nadie sabe realmente cuántos faltan, porque la gente tiene miedo de que las cosas sean como en el periodo 2011-2013; un tiempo en el que ir a la policía era lo mismo que ir a Los Zetas.
Incluso si los GATES se quedan y mantienen el territorio que tomaron de Los Zetas, el cártel todavía opera en el estado. Todavía tienen sus exploradores y espías. Ellos todavía tienen la posibilidad de enviar sus grupos de sicarios tras sus enemigos. La única diferencia es que ellos no tienen el territorio físico que una vez controlaron en Coahuila, donde podrían permanecer y vivir abiertamente. Ahora, los miembros de Los Zetas se tienen que esconder. Son un grupo criminal clandestino en el estado, en lugar de operar abiertamente como antes.
A la entrada de la ciudad, el gobierno de Coahuila erigió un monumento en honor a las víctimas de Allende. El monumento no sólo ayuda a que la matanza no se olvide, sino que también ha ayudado a que algunos de los ciudadanos inicien el largo y difícil proceso de sanar. Algunos de los ciudadanos, como la señora Saucedo, se aferran a la esperanza de algún día volver a reunirse con sus seres queridos. Tienen la esperanza de que, en el más improbable de todos los escenarios, sus seres queridos evitan los tambos y los hornos.
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