Un grupo de sicarios de Los Zetas que viajaban en camionetas blindados y portaban rifles calibre .50, ametralladoras y explosivos enfrentaron y corretearon a un grupo de policías de Nuevo León que habían ingresado brevemente a la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo en Tamaulipas. Tres oficiales sufrieron varias heridas en el ataque, y Los Zetas lograron incendiar uno de los vehículos de la policía. Las autoridades estatales están tratando de minimizar el ataque alegando que Los Zetas no usaron lanzagranadas o lanzacohetes, a pesar de que varias fuentes policiales confirmaron a este medio el uso de artefactos explosivos.