Breitbart Texas viajo a las ciudades fronterizas Mexicanas de Reynosa y Matamoros para reclutar a ciudadanos periodistas dispuestos a arriesgar sus vidas para exhibir a los carteles que amordazan a sus comunidades. Los escritores recibirían una muerte segura a manos del Cartel Del Golfo si no usaran un seudónimo. Breitbart’s Las Crónicas De Carteles serán publicadas tanto en inglés como en su contenido original de Español. Este artículo fue escrito por “AC Del Angel” de Reynosa.

REYNOSA, Tamaulipas –  La violencia imparable en esta ciudad fronteriza ha hecho que escuadrones de la muerte abunden por la ciudad buscando a sus víctimas las cuales tendrán una muerte lenta y dolorosa o si salen con suerte serán ejecutados rápidamente en frente de sus familias.

Mientras en otras partes del mundo el hecho de que existan grupos de sicarios secuestrando y ejecutando a sus víctimas sería una noticia alarmante, en las ciudades fronterizas de Reynosa y Matamoros  la práctica del levantón se ha convertido en algo de todo los días y que nunca se menciona en los noticieros y los periódicos.

La pesadilla comenzó en un domingo del mes de febrero, en la colonia Jardines del Pedregal de la ciudad de Reynosa en Tamaulipas. Por la noche las calles de esta ciudad se encuentran desiertas pues la violencia acabo con cualquier semblante de una vida normal hace cinco años. El silencio de la media noche imperaba en la ciudad cuando un evento que se ha convertido en algo común ocurrió.

En las calles Paseo de Colinas y Almendro un comando de civiles encapuchados arribo a un domicilio particular, tocaron con insistencia la puerta, mientras gritaban y rodeaban la casa. Al no obtener respuesta empezaron a destrozar la puerta. La persona que buscaban caminaba en una plaza cercana en el interior del fraccionamiento en compañía de un familiar, en ese momento se dirigió a su domicilio donde al llegar fue amagado por los civiles armados y encapuchados junto con su acompañante.

Una acalorada discusión y forcejeo alerto a los vecinos, el tono de la confrontación los disuade de intervenir, testigos silenciosos observan el desarrollo de “un levantón”, practica muy común en estos tiempos de guerra entre carteles del narcotráfico; ver y callar es la regla para no ser una víctima más.

Al lugar arriban la esposa e hija del sujeto buscado, llorando suplican que no se lleven a su familiar, en la discusión se da un forcejeo y la persona logra escapar, sale corriendo y aborda su camioneta en un intento desesperado por salvar la vida, no logra encender la unidad y es ejecutado en ese momento con armas de fuego, nueve detonaciones terminan con su existencia.

El cadáver es bajado y lo arrastran hasta otra unidad, se lo llevan, así como la unidad donde pretendía huir, al resto de la familia no le hacen daño, pero esa noche no duermen en su domicilio, buscan refugio entre los vecinos.

La mañana siguiente inician una tortuosa búsqueda del cadáver en las agencias del ministerio público, sin ningún resultado, días después reciben una llamada telefónica, donde  les informan que desistan de su búsqueda, el cadáver no será entregado y que por su bien se vaya toda la familia de la ciudad.

La casa hoy está vacía, la historia trasciende gracias a los testigos mudos de aquella trágica noche, una historia más de una cifra indeterminada de víctimas en estos cinco años de guerra, algunos con vínculos criminales, algunos inocentes, familias rotas, migración forzada, cifras que nunca serán oficiales en un estado donde la opacidad institucional es costumbre y hasta norma.

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